Wednesday, April 25, 2012

Fugas o Endoleaks

Dentro de las complicaciones del tratamiento endovascular se
encuentran las endofugas o fugas intrasaculares, llamadas
habitualmente por su nombre en inglés endoleaks o simplemente
leaks. Las endofugas permiten el flujo continuado hacia el saco
aneurismático con el consiguiente riesgo de crecimiento y
ruptura del aneurisma de la aorta abdominal. Aparecen con
relativa frecuencia en la evolución inmediata y alejada de los
pacientes con endoprótesis, y son causantes de repetidos
estudios por imágenes e intentos de colocación de nuevas
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endoprótesis para sellar las fugas. Como factores de riesgo para
la aparición de endofugas se han señalado el sobrepeso, la
hipertensión y el mayor tamaño inicial del aneurisma
(Frego 2007). Se han descrito 5 tipos diferentes:
Tipo I
Se produce por falla en el anclaje o sellado de los extremos
proximal o distal de la prótesis, sobre tejido arterial sano. Los
desplazamientos o migraciones de la endoprótesis, complicación
que era más frecuente con los primeros modelos, suelen
manifestarse clínicamente como endoleak de tipo I.
Tipo II
Las arterias viscerales y lumbares permeables que nacen en el
aneurisma, después de la adecuada colocación de la endoprótesis
habitualmente se trombosan por falta de flujo; si esto no sucede
y las arterias se mantienen permeables se produce la perfusión
retrógrada del saco aneurismático, o endoleaks de tipo II. Es un
tipo frecuente y precoz de endoleak, pero en la mayoría de los
casos se resuelven espontáneamente, por lo que se consideran de
bajo riesgo (Brewster 2006).
Tipo III
Se produce en caso de rotura del material protésico o desacople
de sus componentes. Junto con los de tipo I son los que requieren
con más frecuencia la reparación, usualmente por medio de la
colocación de una nueva endoprótesis para sellar la fuga.
Tipo IV
Se consideran las endofugas provocadas por la
permeabilización (transpiración) del tejido de la prótesis, de
Dacron o PTFE.
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Tipo V
También llamado “endotensión”, es la comprobación de que el
saco aneurismático continúa expandiéndose y generando
aumento de tensión a pesar de haberse descartado las cuatro
posibilidades anteriores.
Figura 5.1 - Esquema de los distintos tipos de endofugas o leaks. De
izquierda a derecha se grafican los tipos I (defectos del anclaje), II (perfusión
retrógrada por ramas permeables), III (defectos de la prótesis) y IV
(permeabilización o “transpiración” del tejido protésico).
Figura 5.2 – Endoleak tipo I. A la izquierda corte de TC con
contraste angiográfico, donde puede observarse sustancia de
contraste por fuera de la estructura metálica del anclaje proximal
de la endoprótesis. A la derecha, imagen angiográfica del mismo
paciente.
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Tratamiento
En muchos casos no se justifica el intento de tratamiento de los
endoleaks, porque existe una tendencia a la resolución
espontánea; esto sucede especialmente con los leaks de tipo II de
aparición temprana. Los endoleaks de tipos I y III, así como los de
aparición tardía y persistente, conllevan el peligro del aumento
de la presión intraaneurismática y la posibilidad de ruptura. En
el caso de los tipos I y III el tratamiento es en la mayoría de los
casos por medio de nuevas endoprótesis que se colocan sobre las
existentes, para sellar las fugas. En los endoleaks tipo II que
justifiquen el tratamiento puede intentarse la embolización de
las ramas arteriales que alimentan el aneurisma, y si esto no es
posible se han intentado su clipado por vía laparoscópica o
quirúrgica, o su embolización translumbar (Gorlitzer 2008).

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